El poder de las creencias

12/10/2015 por Carolina Aita

 

Algunas personas tienen la creencia de que si les va bien seguro hay gente que la estará envidiando y hasta tirando mala onda. No es más que eso, una creencia. Sin embargo tiene el poder de condicionar sus pensamientos y por ende, sus emociones.

Esto hace que no puedan disfrutar al 100% de eso bueno que les sucede. Están más enfocadas en que el de al lado no se entere que en vivir su aquí y ahora. El problema con esto es que aquello en lo que te enfocas es lo que atraes. No es necesario que les diga el resultado. Luego estas personas terminan diciendo: “viste, si yo tenía razón, fulanito me envidiaba”. Y es que aunque no fuera así, tú lo has creado.

Recuerda que como es adentro es afuera. El lenguaje crea realidad. Cuanto más se repita en tu diálogo interno esta creencia de que hay personas que te envidian, más personas que te envidien aparecerán.

Todos tenemos creencias. Dijo Jodorowsky: “Las creencias son contratos sentimentales que has firmado cuando niño con tu familia”. Son una especie de normas que nos han quedado grabadas como ciertas porque las escuchamos de personas influyentes en nuestras vidas. Algunas de ellas son sumamente potenciadoras pero otras nos limitan en nuestro día a día y obstaculizan nuestro proceso de crecimiento interior.

De ahí la importancia del lenguaje que usamos para expresarnos. Muchas de esas creencias se detectan cuando escuchamos a alguien manifestar sus ideas u opiniones.

Cuando una mujer dice “los hombres son todos iguales” se detecta claramente una creencia que se basa en experiencias pasadas, probablemente negativas. Y esta mujer sigue encontrándose con hombres que no colman sus expectativas justamente porque es la forma que tiene su mente de darle la razón, de confirmar esta creencia.

Cuando los padres dicen a los hijos “me cuesta mucho ganar dinero para que tú te lo gastes en tonterías” le está transmitiendo un patrón del dinero que este niño incorporará como creencia en su adultez: que ganar dinero es sinónimo de sacrificio. Por lo tanto su realidad le confirmará esta creencia trayéndole situaciones en las que deba sacrificarse para ganar dinero.

¿Qué tipo de creencias tienes, potenciadoras o limitantes? Tómate un tiempo para anotar todas las frases que se te ocurran que dices habitualmente, ya sea referidas a la pareja, a los hijos, al amor, al trabajo, al dinero, a los amigos, etc. ¿Cómo te ayuda eso que crees?

Empieza a escucharte y a escuchar a los demás con atención. Muchas de las cosas que decimos a diario no son más que creencias, ideas fuertemente instaladas en nuestra mente que consideramos ciertas.

Un día una amiga me contó que la empresa para la que trabaja le compró un auto. Le dije que me parecía impresionante que una empresa cuidara así a sus empleados. Me dijo: “bueno, es que me rompo el alma laburando”. Creencia: para ganarse algo hay que dejarse la vida trabajando. Y así lo hace. Es lo que su mente le dice. No es así. Hay muchas personas que consiguen las cosas con facilidad y es fenomenal que así sea. ¿De dónde sale esa idea del sacrificio y la abnegación para que nos llegue el reconocimiento y la valoración de lo que hacemos? Afortunadamente existen personas, empresas y líderes que entienden cómo funciona esta rueda.

Habrás escuchado alguna vez que tanto si crees que puedes como si crees que no puedes, tendrás razón. Pues en esto se basa ese concepto.

Te propongo que esta semana empieces a detectar cuáles son tus creencias y cómo operan en ti. Podrías llegar a sorprenderte.